jueves, 30 de enero de 2025

Rompe el círculo

Cómo las preguntas correctas pueden transformar tus emociones

Las emociones negativas no siempre vienen de lo que pensamos. Entendiendo que ninguna emoción en realidad es negativa o positiva, más bien esa clasificación viene de nuestra mente, justamente. Pero bueno, para que me entiendas, las emociones negativas no siempre vienen de lo que pensamos. Muchas veces, tienen que ver con las preguntas que nos estamos haciendo. Si esas preguntas parten de suposiciones erróneas o de creencias que no cuestionamos, es imposible encontrar respuestas verdaderas. Si te estás repitiendo una y otra vez la misma pregunta, pero desde un lugar equivocado, las respuestas que obtendrás también lo serán.

¿Qué pasaría si las preguntas que te haces fueran diferentes? Si en lugar de pensar “¿por qué siempre me pasa lo mismo?” o “¿por qué todas las personas que conozco son iguales?”, te dieras espacio para cuestionar esas creencias y explorar nuevas perspectivas.

La clave está en cambiar la pregunta, y con ella, cambia la respuesta. Hace poco descubrí un método que me hizo mucho sentido y que estoy practicando, previamente a haberlo investigado. ¿Has sentido hablar del método socrático de cuestionar llamado mayéutica? te lo cuento aquí. 


La mayéutica: hacer preguntas para descubrir la verdad

La mayéutica, una técnica filosófica de Sócrates, nos invita a hacernos preguntas para descubrir si nuestras creencias están basadas en suposiciones incorrectas. En lugar de quedarnos atrapados en ideas preconcebidas, el objetivo es cuestionar nuestras suposiciones y profundizar en nuestras creencias para ver si están alineadas con lo que queremos lograr. Porque, en muchos casos, el problema no es lo que está pasando, sino lo que creemos que está pasando.

Paso 1: cuestiona las suposiciones

Primero, es necesario identificar las creencias que están detrás de esas preguntas. ¿Qué suposiciones estamos dando por sentadas? Imagina que alguien tiene problemas en sus relaciones de pareja. Si su mente repite “todos los hombres/mujeres son iguales” o “nunca voy a encontrar una relación sana”, esas ideas limitantes se convierten en las barreras que impiden ver nuevas oportunidades.

¿Qué creencias o suposiciones tienes sobre un tema que te preocupa? El primer paso para salir de un círculo vicioso de pensamientos es cuestionar esas ideas que no nos sirven.

Paso 2: ¿por qué crees lo que crees? busca las evidencias

Es vital que te detengas y pienses: ¿de dónde viene esta creencia? ¿Es algo que has vivido directamente o es una idea que se te metió en la cabeza por experiencias ajenas? Cuestionar el “por qué” detrás de nuestras creencias nos ayuda a ponerlas en perspectiva y a ver si realmente son válidas.

Por ejemplo, si crees que “todos los hombres/mujeres son iguales”, pregúntate: ¿En qué momentos he visto que esto es cierto? ¿O tal vez es solo un patrón que se repite por situaciones pasadas?

Paso 3: encuentra nuevas perspectivas

A veces, solo necesitamos ver las cosas desde otro ángulo. En lugar de ver a las relaciones como imposibles, pregúntate: ¿Qué pasaría si esa creencia no fuera cierta? Tal vez hay personas que desafían esa idea y podrías empezar a ver las relaciones de una manera más amplia. Cambiar el enfoque puede abrir nuevas puertas a soluciones.

Paso 4: explora las consecuencias de cambiar tu visión

¿Qué pasaría si empezamos a pensar de manera diferente? ¿Si consideramos que las relaciones pueden ser sanas y las personas pueden sorprendernos de maneras positivas? Imagínate el cambio que se produciría si logramos soltarnos de esa vieja creencia que nos ha limitado todo este tiempo.

Nuevas preguntas para nuevas respuestas 

Piensa en cuando crees que no eres lo suficientemente bueno para un proyecto/trabajo. Si en lugar de preguntarte: “¿por qué siempre me falta algo?’, te preguntas “¿qué habilidades puedo desarrollar para sentirme más preparado? Así, las nuevas preguntas pueden liberar nuestra mente de viejos patrones. Y con esa libertad, llega el control: el control de lo que creemos, de lo que sentimos y de cómo actuamos.

A través de la práctica de mindfulness y la escritura meditativa, puedes empezar a aplicar estos principios a tu vida. Cuando te tomas el tiempo para cuestionar tus pensamientos, tus emociones y tus creencias, te das la oportunidad de encontrar soluciones que antes parecían inalcanzables.

Así que, la próxima vez que te enfrentes a una situación que te haga sentir atrapado, recuerda: la respuesta siempre empieza con la pregunta correcta. Por ello, hice un PDF con más de 50 preguntas disparadoras para que comiences a contarte un cuento diferente. Descárgalo gratis.

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jueves, 16 de enero de 2025

¿Quién eres cuando no te ves?

Estamos llenos de creencias. Nos movemos y avanzamos en la vida porque tenemos creencias. Creemos que, si estudiamos y nos profesionalizamos, conseguiremos un buen trabajo. Creemos que, si nos esforzamos más en el trabajo, ascenderemos y ganaremos más dinero. Creemos que… todo es creencia. Y hay algunas que nos ayudan a avanzar, mientras que otras, sin saberlo, nos limitan.

Seguramente, en algún momento te has sentido incómodo/a con algo que hiciste o pensaste, pero no sabes bien por qué. Quizá estés encontrando una parte de ti que no reconoces. Y esto, según Carl Jung, es lo que llamamos la sombra. Jung, en su libro, "La sombra: enfrentando los aspectos oscuros de la psique", describió ésta como esos aspectos de nuestra personalidad que tratamos de evitar, negar o reprimir. Son las partes de nosotros mismos que no aceptamos o que nos resultan incómodas. El trabajo con la sombra no se trata de eliminarla, sino de integrarla; es decir, hacer las paces con esas partes ocultas de nuestra psique.

¿Qué es la sombra?

La sombra engloba todos esos aspectos de nosotros mismos que preferimos no ver. Pueden ser emociones, pensamientos, deseos o características que consideramos indeseables, pero que, al no reconocerlas, siguen actuando desde las sombras. Puede ser la ira reprimida, el miedo al fracaso o incluso habilidades que nunca nos permitimos desarrollar.

Aunque la sombra es algo personal, también tiene un impacto profundo en cómo nos relacionamos con los demás y con el mundo. Lo fascinante es que la sombra no es solo lo “malo” de nosotros; también contiene una parte vital de nuestro potencial oculto. Reconocer la sombra no significa solo ver lo negativo, sino también descubrir lo que no sabíamos que existía dentro de nosotros.

¿Por qué es importante trabajar la sombra?

Cuando ignoramos nuestra sombra, esta influye en nuestras decisiones, relaciones y emociones sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, podríamos reaccionar de forma exagerada ante situaciones cotidianas, como si algo pequeño nos tocara una herida interna que no habíamos reconocido. Este “trabajo en la sombra” es esencial porque nos permite comprender mejor nuestras respuestas y elecciones, deshacernos de patrones limitantes y sanar heridas emocionales.

Trabajar con la sombra no se trata de cambiar quiénes somos, sino de descubrir una versión más completa y equilibrada de nosotros mismos. Integrar la sombra significa hacer consciente lo inconsciente, dar espacio a esas partes oscuras y observar cómo afectan nuestra vida cotidiana. Nos permite vivir de manera más libre y consciente, tomando decisiones más alineadas con nuestra verdadera esencia.

Guía práctica paso a paso para trabajar tu sombra

Para hacerlo más práctico, te propongo trabajar una creencia limitante. Toda creencia limitante está vinculada a un miedo profundo. Así que, trabajemos el miedo a ganar más dinero. Y seguramente me dirás, ¿quién diría que tiene miedo de ganar más dinero? Pues, en realidad, es más común de lo que parece y, muchas veces, opera a nivel inconsciente.

¿Cuántas veces te ha pasado que trabajas un montón, te esfuerzas mucho y no ves los resultados reflejados económicamente? A eso me refiero. Ahí hay un miedo a ganar dinero, y este es el momento perfecto para integrarlo.

Aquí tienes una guía paso a paso para trabajar con este miedo.

EJEMPLO: MIEDO A GANAR MÁS DINERO

La sombra relacionada con el dinero puede adoptar muchas formas, desde la creencia de que el dinero es algo "malo" o "egoísta", hasta el miedo a perder la estabilidad o ser juzgado. Aquí te dejo una guía para trabajar con este miedo:

1. Identifica la sombra del miedo

La primera pregunta es: ¿Qué es lo que realmente me asusta acerca de ganar más dinero?

Escribe tus respuestas sin juzgarte. Algunas posibles respuestas pueden ser:

- Creencias como "No merezco más" o "El dinero trae problemas".

- Temor a que ganar más implique trabajar más o asumir responsabilidades adicionales que no deseo.

2. Explora el origen del miedo

Pregúntate:

¿Qué me enseñaron sobre el dinero en mi infancia?

¿He visto a alguien ser criticado o rechazado por ganar más dinero?

¿Hay alguna parte de mí que asocia el dinero con algo "malo" o "egoísta"?

El journaling te ayudará a descubrir el origen de estos miedos y creencias. Reflexiona sobre lo que te enseñaron sobre el dinero y cómo eso te ha influido.

3. Dialoga con tu sombra

Imagina que el miedo al dinero es una persona sentada frente a ti. Hazle preguntas como:

- ¿Qué intentas proteger al mantenerme en esta zona de confort?

- ¿Qué crees que sucedería si yo ganara más dinero?

Agradece a tu sombra por intentar protegerte, pero también explícale que estás listo/a para explorar nuevas posibilidades.

4. Reescribe la narrativa

Sustituye tus creencias limitantes con afirmaciones positivas y expansivas. Por ejemplo:

- "Ganar más dinero no me hace menos auténtico/a; me permite expandir mi impacto".

- "Merezco prosperar sin agotarme".

- "El dinero es solo una herramienta para vivir alineado/a con mis valores".

Escribe estas afirmaciones y repítelas regularmente para reprogramar tu mente.

5. Visualiza tu nuevo camino

Dedica unos minutos al día a imaginarte generando más dinero de una forma que te haga sentir en paz. ¿Qué podrías hacer con esos recursos? La visualización es una herramienta poderosa que puede ayudarte a reprogramar tu mente y abrir nuevas posibilidades.

6. Acción consciente

Da un paso pequeño hacia tu objetivo, como investigar nuevas oportunidades de trabajo o emprendimiento. Establece metas alcanzables y celebra cada avance, por pequeño que sea.

7. Acepta el proceso

Recuerda que integrar la sombra es un proceso gradual. No es magia, es dedicación y paciencia contigo mismo/a. Cada vez que sientas resistencia, no te frustres. Acepta que es parte del cambio.

Si en este proceso de introspección sientes que deseas profundizar aún más, te invito a explorar mis sesiones individuales: RAÍZ, un espacio para descubrir cómo abrazar tu transformación personal desde un lugar de presencia y autenticidad, sin la presión de los resultados inmediatos. La clave está en el camino, y en aprender a gestionar nuestras emociones.

También puedes comenzar descargándote el PDF con más de 50 preguntas disparadoras, especialmente pensadas para que puedas conectar con tus emociones y comenzar a escribir de manera habitual.

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jueves, 2 de enero de 2025

El año en que que aprendí a bailar con el caos mental (y no pisarme los pies)

Te quiero contar que hice un ejercicio de escritura para poner en palabras un poco lo que siento que fue este 2024, como si el Universo, Dios o alguna fuerza cósmica me hablara al oído sobre lo que fue este tiempo (aunque no hice ningún balance ni me he planteado objetivos para el próximo año aún, pues yo tengo mis tiempos…). 

Y si, ya sé, esto suena muy místico, pero la idea es cultivar la aceptación y la presencia, y no identificarme con ningún resultado. Pues somos mucho más que nuestros logros o fracasos. Acá va… 



Querida Yasmila

Este año no fue solo un ‘2024’. Fue la temporada en que decidiste abrazar lo incierto como un amante apasionado y lanzarte a la aventura de tus ideas. ¡Fue tu temporada de renacimiento creativo! No te contentaste con lo que el mundo esperaba de ti, no. Tú te sumergiste en la profundidad de tu ser como si fueras a descubrir el secreto del de la vida en un sorbo de mate. Y vaya que lo encontraste, aunque a veces el viaje se sintió más como un torbellino de ideas que no terminaban de aterrizar.

Literal, así


Tu blog, ese rincón donde tus pensamientos existenciales se multiplican como ondas en el agua continuó siendo tu pequeño templo personal. Convertiste reflexiones e ideas en oro (aunque algunas personas lo hayan leído solo porque los atomizaste por instagram) Pero tanto así que si los antiguos filósofos te leyeran, probablemente te pedirían clases personalizadas. Obvio.

Tu podcast se hizo eco de eso que tanto les cuesta a los seres humanos: aprender a decir NO. Hasta los más complacientes con las necesidades de los demás levantaron una ceja para escucharte. Y tu canal de YouTube se volvió más entretenido que una maratón de series de Netflix, con entrevistas a emprendedores, creativos y gente común que hace y vive de manera extraordinaria. Todo mientras sigues siendo un alma creativa que busca más que respuestas fáciles. ¡Y qué decir de las colaboraciones que tuviste y todo lo que aprendiste! Este tiempo te trajo la oportunidad de escribir para la Revista Crearte y participar de proyectos donde tus ideas brillaron como un faro en medio de la oscuridad. Estas oportunidades son los ecos del Universo diciéndote: “Sigue, lo estás haciendo bien, sigue compartiéndote”.

Lo mejor de todo: no te conformaste. ¡No! Creaste el espacio RAÍZ, un sitio donde las personas pueden soltar sus emociones y aprender a manejarlas sin miedo a ser juzgadas. Este rincón de coaching, mindfulness y gestión emocional es tu pequeño aporte al caos emocional que vive el mundo, un momento de calma en la tormenta.

Y por si no fuera suficiente, sembraste semillas de algo nuevo y grande: un taller de escritura y mindfulness, una membresía y un newsletter que, aunque todavía no han nacido, ¡te tienen al borde del abismo creativo! Nada mal para un año donde aún te estás armando hasta los dientes con ideas. Y el futuro es tan incierto que ni yo (el Universo) tengo un pronóstico claro para ti. ¿Pero quién necesita certezas cuando se tiene tanto potencial aún sin explorar? ¡Estás lista para arrasarlo todo! En cuanto logres decidir qué vas a hacer primero, claro (no me puedo meter en tu libre albedrío, Yasmila). 

Un poquito de humor

Algo muy gráfico para este 2024


Errores y momentos de pura risa y también mucha mierda, claro está

Ahora, no todo fue perfecto. Claro que no. ¡Pero eso es lo que hace que tu historia sea digna de un libro con tus memorias, Yasmila! 

Como cuando pensaste que tu blog iba a tener la fuerza de un tsunami y, al final, resultó ser más como una ola refrescante en la playa. O cuando trataste de equilibrar todos esos proyectos creativos como si fueras malabarista, mientras calentabas agua para el mate y tratabas de sobrevivir al tic tac del reloj. A veces, te dejaste llevar por la ansiedad de querer abarcarlo todo a la vez, como si pudieras bailar en una cuerda floja sin caerte. Pero, ¿sabes qué? ¡Eso te hace humana! Las pequeñas caídas solo agregan sazón a la historia. Y aunque hayas pensado en largarlo todo e irte a andar de hippie por el mundo (¿por qué no?), estás aún de pie, brillando como nunca.

Y aunque no lanzaste ese famoso taller, el proceso de pensarlo fue una montaña rusa emocional. Sé que también pasaste por etapas existenciales cuestionándote si deberías tomar un curso de productividad o si deberías empezar a escribir cartas al estilo de la Edad Media para ordenar tus ideas. Y si alguna vez sentiste que las ideas de nuevos proyectos eran como un enjambre de abejas en tu cabeza, ¡genial! Significa que tu energía creativa sigue funcionando, aunque sea un poquito desordenada. 


Momentos de paz mental



Y ahora, 2025: un brindis por el futuro (con un toque de sarcasmo) 

Prepárate, porque el 2025 va a ser aún más épico (o eso se supone, porque no hay nada más emocionante que lanzarse al vacío sin paracaídas).

Este es el año en el que todo lo que sembraste va a empezar a dar frutos, y quien sabe, un poco de caos también. Tal vez no sea el año del taller ni de la membresía (o sí… quién sabe, no puedo darte certeza), pero de algo sí estoy seguro: ¡será el año en el que encontrarás finalmente esa estructura para tus ideas que tanto necesitas, el año en el que, tal vez, todo ese caos se convierta en algo verdaderamente asombroso. Es hora de mirar al 2025 con esa mezcla perfecta de optimismo y escepticismo. Porque 2024 te ha demostrado que las grandes ideas necesitan tiempo, muchos mates y un poquito de caos. Y si en algún momento las cosas se desmoronan, ¡perfecto! Tendrás una excelente historia que contar en tu próximo podcast. Y si el taller no sale, siempre podrás hacer uno de "cómo sobrevivir a la desilusión de que las cosas no sean como tu quieres”.

Estas 3 cosas me ayudaron a transitar mejor el año

Lo importante es que este año ya tienes un mapa. Y aunque ese mapa sea un poco críptico, con flechas apuntando a proyectos que aún estás explorando, lo que realmente importa es que sigues moviéndote y tomando decisiones de una manera tan única que ni Google Maps podría seguirte el paso.



martes, 31 de diciembre de 2024

Por qué este fin de año no necesitas hacer balance (y está bien)


Cada diciembre parece que todos entramos en el mismo ritual colectivo: mirar hacia atrás, medir lo que logramos, lamentar lo que no, y trazar un plan maestro para el próximo año. 

¿Lo logré?

¿Qué hice bien?

¿Qué pude haber hecho mejor?

Y de repente, las listas de logros, las metas incumplidas y los proyectos pendientes llenan nuestra cabeza de basura. Sí. Basura.
Pero ¿y si este fin de año te dejas en paz? ¿Y si este fin de año no fuera sobre listas ni balances, sino sobre simplemente estar?

El mito del balance perfecto

Vivimos en un mundo que nos pide ser productivos todo el tiempo. Si no lograste todo lo que te planteaste, parece que fallaste en el contrato social del éxito. Pero, ¿por qué necesitamos medir todo? El tiempo no se detiene ni espera a nuestros calendarios.
La vida no ocurre en ciclos perfectos de 12 meses; simplemente pasa.

No voy a negar que he hecho balances, me he planteado metas y he trazado un plan para conseguir cada una de ellas. Algunas las logré y otras tantas no. Tampoco voy a negar la importancia de trazarnos metas, pero creo que estamos errados en la forma de enfocarlas. Me explico. Trazar metas como algo a lograr porque eso me va a ayudar a tener una vida más alineada con mis valores sí, pero sin olvidarnos del proceso. 

La meta en realidad no importa, lo que importa es en quién nos convertimos mientras vamos transitando el camino. Estar presente en el proceso es fundamental. 

La trampa de las metas 

Desde mi experiencia, siento que el “esfuerzo” está sobrevalorado. Yo le he puesto esfuerzo a muchas cosas y no me han salido. Algunas sí, pero otras muchas no. Y también, algunas cosas las he conseguido sin mucho esfuerzo; ¿ y eso me hace menos digno/a o le quita valor al resultado? No. 

Por eso te invito a que te preguntes: ¿qué pasa si le pones esfuerzo, pero aún así no lo conseguís? ¡No pasa nada! Sos suficiente de todas maneras. No tienes que demostrarle nada a nadie, ni siquiera a vos mismo/a. ¿Y si la vida tiene un plan mejor para vos? Tal vez tu conciencia ni siquiera puede imaginar que puede ocurrir algo mucho mejor que tu creencia en este momento. 

Creer que controlamos nuestra vida al 100% me parece un poco ilusorio. No es la meta. Repito: es en qué persona te conviertes en el camino.

La lección de la naturaleza 

En lugar de hacer balance, tal vez deberíamos observar el curso de la naturaleza. ¿Acaso la naturaleza hace balance? No, solo sigue su ciclo. Nos enseña algo clave: todo está en constante cambio.
Cada momento es nuevo y, por lo tanto, incomparable. 

No eres la misma persona que comenzó este año, pero tampoco necesitas etiquetar esa transformación como buena o mala. Solo es.


Tu ser es más que lo que logras

Imagina no hacer una lista de “éxitos” ni “fracasos” de este año. En cambio, simplemente pregúntate: ¿Cómo me siento hoy? El verdadero éxito -para mi- está en cómo te relacionas con lo que te ocurre, no en lo que logras. Tu esencia no depende de lo que hiciste o dejaste de hacer. Al abrazar esta idea, nos liberamos del peso de hacer balances. 

Menos metas, más presencia

Planificar puede ser útil, pero también es un arma de doble filo. Muchas veces, las metas se convierten en una fuente de ansiedad. ¿Qué pasa si no las cumples? ¿Qué pasa si cambias de opinión sobre lo que querías en enero?

Las metas no son malas en sí mismas, pero el apego a los resultados sí lo es. La clave está en disfrutar el camino, sin obsesionarte con llegar a un destino concreto. Tal vez este fin de año no necesitas un vision board; quizá solo necesitas un respiro y agradecer el aprendizaje que te dejó cada momento, incluso si tu mente lo juzga como “malo”.

No hay un momento perfecto para reflexionar ni para empezar de nuevo. Cada día es una oportunidad para recalcular. Repito de nuevo: la verdadera transformación no está en lo que logras, sino en quién te conviertes mientras vives.

Y si en este proceso de introspección sientes que estás lista para profundizar, te invito a explorar mis sesiones individuales: RAÍZ, un espacio para descubrir cómo abrazar tu transformación personal sin la presión de los resultados inmediatos, sino desde un lugar de presencia y autenticidad. La clave está en el camino, y en aprender a gestionar nuestras emociones. Si quieres saber más me encuentras aquí.



Así que, si no haces balance, está bien. Este año simplemente déjalo ser. Sin medir, sin evaluar, sin vision boards. Solo tú, el presente y la libertad de saber que no tienes que llegar a ningún lado.

¿Qué opinas? ¿Te animas a dejar de lado las metas y solo ser?


jueves, 12 de diciembre de 2024

MINDFULNESS VS MEDITACIÓN: desmontando mitos y falsas creencias

Muchas veces escuchamos hablar de mindfulness y meditación como si fueran lo mismo, pero aunque están estrechamente relacionados, ya que ambos conceptos provienen de la  búsqueda del bienestar, cumplen funciones distintas.

En este artículo, te cuento cuáles son sus diferencias y cómo se complementan.


¿Qué es el Mindfulness?

El mindfulness, o atención plena, es un estado de consciencia en el que elegimos estar presentes, aceptando lo que ocurre sin juzgarlo. Según la Psicología Positiva, esta práctica nos ayuda a fortalecer el optimismo y la resiliencia emocional, permitiéndonos disfrutar más de los pequeños momentos de la vida.

Te pongo un ejemplo cotidiano: imagina que tomas mate por las mañanas. Si te concentras en el sabor, en cómo el agua calentita pasa por tu garganta, estarías experimentando mindfulness en acción. Sin embargo, solemos tomar mate mientras trabajamos o revisamos el teléfono, lo que convierte ese momento en algo mecánico, sin darnos cuenta de lo que verdaderamente estamos haciendo.

Beneficios del mindfulness:

  • Reducción del estrés.
  • Mejor capacidad para regular nuestras emociones.
  • Mayor claridad mental y conexión con el presente.



¿Qué es la Meditación?

La meditación es una práctica que nos invita a entrenar nuestra mente para desarrollar habilidades como la atención plena, la concentración o la calma interior

Si el mindfulness es el "estado", la meditación es el "camino" que nos lleva hasta allí.

Es una herramienta específica para cultivar mindfulness, pero también puede tener otros objetivos, como la relajación profunda o la autorreflexión.

Tipos comunes de meditación:

  • Meditación mindfulness: centrada en observar pensamientos y emociones sin juzgarlos.
  • Meditación de concentración: uso de un punto de enfoque como la respiración o un mantra.

¿Cómo se relacionan y complementan?

Mindfulness y meditación no son conceptos opuestos; son aliados. Practicar meditación de manera regular fortalece nuestra capacidad de estar en el presente, mientras que incorporar mindfulness a nuestras actividades diarias nos ayuda a sostener los beneficios de la meditación a largo plazo.

Mindfulness como resultado: la meditación es una forma de desarrollar y fortalecer tu capacidad de atención plena.

Mindfulness en acción: a diferencia de la meditación, que suele hacerse en un espacio y tiempo definido, el mindfulness puede estar presente en cualquier actividad cotidiana.

La meditación es como el gimnasio donde entrenas tu mente. Y el mindfulness es la habilidad que llevas contigo todo el día, como un músculo que fortaleciste en el gimnasio.

¿Cuál deberías practicar?

Ambos tienen mucho que ofrecer, pero depende de tus necesidades:

  • Si buscas un espacio dedicado para calmar tu mente: medita.
  • Si quieres transformar tu relación con el presente en cualquier actividad: practica mindfulness.

¿Cómo comenzar?

  1. Prueba una meditación corta de 5 minutos al día. Siéntate en silencio, enfoca tu atención en la respiración y deja que los pensamientos vayan y vengan sin apegarte a ellos.
  2. Incorpora mindfulness a tu rutina diaria. Toma un momento para ser consciente de cómo caminas, comes o incluso lavas los platos.
  3. Combina ambas prácticas: Alterna entre momentos de meditación y actividades de mindfulness para lograr un equilibrio que funcione para vos.

Entonces, ya que el mindfulness y la meditación son aliados, no tienes que elegir entre uno u otro, porque ambos se complementan muy bien. Lo importante es comenzar de a poco y explorar qué se adapta mejor a tus necesidades y estilo de vida.

Si quieres comenzar a practicar mindfulness, puedes comenzar descargándote el PDF con más de 50 preguntas disparadoras que he hecho pensado especialmente para que puedas conectar con tus emociones y comenzar a escribir de manera habitual.

¡Cuéntame en comentarios si lo has hecho!

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jueves, 21 de noviembre de 2024

La última impresión también cuenta

Vivimos en un mundo que exalta la importancia de las primeras impresiones. Nos enseñan que lo primero que proyectamos es lo más importante porque, se supone, define cómo los demás nos perciben. Pero ¿te has puesto a pensar en la última impresión? ¿Te has fijado en cómo te despides de una conversación, de un trabajo o incluso de una relación? Nos preocupamos tanto en causar buena impresión al llegar a una cita o a una entrevista, pero, es en el acto de partir, donde muchas veces se refleja con mayor claridad quiénes somos realmente. ¿Cuidamos tanto nuestra imagen cuando nos vamos de lugares o terminamos vínculos?


Las huellas emocionales que dejamos

Siempre hablamos de primeras impresiones, pero, ¿te has detenido a pensar en cómo te despides? Es curioso, porque ese último momento es lo que realmente queda grabado en la memoria de los demás. Piensa en el momento que dejas un trabajo, ¿qué es lo que recuerda tu jefe o tus compañeros? ¿La emoción de cuando llegaste o la forma en que cerraste la puerta por última vez? Lo mismo pasa con las relaciones. No importa cuán mágico fue el inicio si el final está lleno de reproches o indiferencia. Las despedidas son como el último párrafo de un libro: pueden hacer que lo ames para siempre o que lo dejes olvidado en un rincón.

¿Qué revela de ti cómo te vas?

La manera en que te despides habla de tu carácter, tus valores y tu capacidad para manejar los cierres. Si te vas de una conversación sin decir adiós, quizá proyectas desinterés. Si dejas un trabajo sin agradecer, podrías parecer desagradecido. Pero si cierras con honestidad, con palabras amables y respeto, eso dice mucho de ti.

Por ejemplo, ¿recuerdas alguna vez que alguien terminó una relación contigo de forma abrupta o hiriente? Esa experiencia probablemente cambió cómo lo percibías, sin importar lo bueno que pudo haber sido al principio.

¿Por qué cuidamos más el inicio que el final?

Desde siempre nos enseñaron que lo más importante es cómo entramos a un lugar. Preparar un buen discurso, sonreír, ser agradables. Nos ponemos nuestra mejor ropa para causar esa primera impresión, pero nadie nos dijo que el final también merece atención.

¿Por qué sucede esto? Tal vez porque tememos más ser rechazados al principio que ser olvidados después. Pero los finales son igual de importantes, si no más. De nada sirve tener un comienzo perfecto si al final dejamos una sensación amarga. Es como ir a una cena maravillosa pero que el postre esté quemado. ¡No lo olvidas!

En realidad las últimas impresiones tienden a ser más significativas porque generalmente están vinculadas a emociones intensas. Nuestro cerebro tiene una forma de recordar los momentos más cargados emocionalmente, lo que se conoce como memoria episódica. Esto significa que, cuando vivimos una experiencia muy intensa, la recordamos con más claridad. Un concepto psicológico que explica esto es el efecto de recencia, que sugiere que las últimas experiencias que vivimos tienen un peso mayor en nuestra memoria.

Imagina que estás en una conversación profunda, y al final, alguien te da un abrazo cálido o una palabra de aliento. Ese gesto, ese cierre amable, se quedará grabado mucho más que cualquier otra parte de la conversación. Las despedidas, especialmente cuando están llenas de emociones complejas, dejan una marca poderosa. Por eso, la forma en que nos vamos de un lugar o de una relación puede definirnos más que la forma en que llegamos.

Escribir para despedirse 

No todos sabemos despedirnos bien, y eso está bien. Es algo que se puede aprender. Una herramienta que me ha ayudado con las despedidas es la escritura. La escritura es una forma de procesar emociones, de reflexionar sobre lo que sentimos  y lo que necesitamos soltar.

Si alguna vez has sentido que una despedida te dejó más preguntas que respuestas, escribir sobre ello puede ser una forma de encontrar claridad. Algunas preguntas que puedes explorar en tu proceso son:

  • ¿Qué emociones quiero dejar al irme de una situación o relación?
  • ¿Qué me gustaría que los demás recuerden de mí?
  • ¿Qué siento cuando soy yo quien se queda después de que alguien más se va?


He creado un PDF con más de 50 preguntas disparadoras que te ayudarán a conectar con tus emociones y comenzar a escribir de manera habitual. Al hacerlo, puedes ponerle nombre a esas emociones que muchas veces dejamos sin procesar, y encontrar la paz que viene con el cierre. Descárgalo aquí

¡Escríbeme en comentarios qué te pareció!

jueves, 7 de noviembre de 2024

¿Te cuesta expresar lo que sientes? Descubre la alexitimia

¿Alguna vez te has sentido incapaz de decir lo que sientes? La alexitimia podría ser la razón detrás de esta dificultad. Aquí, exploraremos qué es la alexitimia, sus características, cómo afecta a quienes la padecen y, lo más importante, acciones que puedes tomar para dejarla atrás.


¿Qué es la alexitimia?

En algún momento, todos hemos sentido una especie de bloqueo emocional, como si algo nos impidiera expresar claramente lo que nos está pasando por dentro. Pero para algunas personas, esta dificultad es mucho más que un momento pasajero; es un rasgo duradero conocido como alexitimia. Este término, que significa literalmente “sin palabras para los sentimientos”, se utiliza en psicología para describir la incapacidad de expresar emociones verbalmente. Es importante entender que la alexitimia no significa no tener emociones, sino no poder darles forma, nombrarlas o compartirlas de manera efectiva.

El psiquiatra, Peter Sifneos, fue uno de los primeros en investigar este fenómeno. Desde entonces, la ciencia ha investigado esta condición, revelando que, si bien puede estar relacionada con factores neurológicos o de desarrollo, todos podemos experimentar algún grado de alexitimia en ciertas etapas de la vida. Esto puede ser especialmente común en situaciones de estrés, trauma o, simplemente, como una respuesta adaptativa que hemos aprendido a lo largo del tiempo.



¿Cuándo fue la última vez que no pudiste expresar lo que sentías?
Reflexionar sobre este tipo de situaciones puede ayudarte a entender tu relación con tus emociones. La alexitimia se manifiesta de muchas formas:

  • Dificultad para identificar y describir tus emociones.
  • Utilizar un lenguaje extremadamente literal y descriptivo al hablar de eventos personales, sin involucrar lo emocional.
  • Enfocarte en hechos o detalles en lugar de en tus sentimientos (pueden tender a demostrar afecto a través de acciones concretas más que verbalizándolo).
  • Tener problemas para entender y responder a las emociones de los demás.

¿Te reconoces en alguna de estas características?

Por ejemplo, alguien con alexitimia puede narrar una experiencia intensa sin mostrar emoción alguna, como si estuviera contando una historia ajena. Si te reconoces en esto, puede que hayas sentido alguna vez que “no tienes palabras” para tus sentimientos, o incluso que es difícil saber qué estás sintiendo en ciertos momentos.

Cómo afecta la alexitimia y cómo actúan las personas que la padecen

La alexitimia puede tener un profundo impacto en nuestras relaciones interpersonales, por ejemplo,  pueden volverse más racionales y menos afectivas. La incapacidad de verbalizar o manifestar emociones tiende a reducir la conexión con los demás, ya que la verdadera intimidad y empatía nacen del compartir emociones, de mostrarse vulnerable.

Imagina que alguien cercano te cuenta algo doloroso que le ha sucedido. Si tienes rasgos de alexitimia, puedes responder enfocándote en los detalles o en los aspectos prácticos, sin expresar mucha empatía o apoyo emocional. Para la otra persona, esto puede sentirse distante, y puede interpretar tu respuesta como una falta de interés. En realidad, es más bien una barrera interna que dificulta tu manera de procesar y expresar sentimientos.

Las personas con este rasgo también suelen comunicar amor y afecto a través de actos. Por ejemplo, en lugar de decir “te quiero”, es común que busquen demostrarlo haciendo cosas, ayudando, estando presentes en silencio. La dificultad radica en que, aunque los actos son importantes, las palabras y el lenguaje emocional también son necesarios para nutrir las relaciones.


Acciones para dejar atrás la alexitimia 
¿Cómo saber si estás pasando por una etapa alexitímica?

Superarla puede parecer un reto, pero no es imposible. La clave está en practicar el autoconocimiento y en explorar formas creativas y reflexivas de expresarse:

1. Desarrolla tu termómetro emocional

El primer paso para expresar tus emociones es identificarlas. Un indicador puede ser tu estado físico: muchas personas con dificultades para expresar emociones tienen síntomas psicosomáticos como insomnio, molestias en el cuerpo, cambios en el apetito o tensiones musculares. Es un reflejo de que el cuerpo está reteniendo algo que no has podido procesar o exteriorizar.

2. Escribe tus emociones

La escritura es una herramienta poderosa para conectar con tus emociones. Un diario personal puede ayudarte a darles forma a esos sentimientos que no sabes cómo expresar. No necesitas escribir un texto largo; basta con anotar lo que has sentido en el día, usando palabras como “yo siento”, “yo quiero”, “yo necesito”. Este lenguaje es el que permitirá que tu mente empiece a reconocer tus emociones y a verbalizarlas de manera más clara.




3. Expresa lo que sientes en voz alta

A veces, cuando decimos algo en voz alta, es como si la emoción cobrara vida y claridad. Puedes empezar frente al espejo o en un lugar privado. Esto ayuda a romper el silencio emocional y permite que poco a poco te familiarices con la práctica verbal.

4. Explora la comunicación no verbal

No todas las emociones tienen que ser expresadas con palabras. La música, el arte y el deporte son canales muy efectivos para liberar y compartir lo que llevas dentro. Es frecuente que los músicos compongan canciones basadas en sus sentimientos, y que los atletas usen el deporte como una válvula de escape emocional. Encuentra una actividad que te permita canalizar lo que sientes de forma creativa, y verás cómo logras expresar y liberar emociones reprimidas.

5. Practica mindfulness y escucha a tu cuerpo

La meditación puede ayudarte a tomar conciencia de tu cuerpo y a identificar dónde se alojan las emociones que no logras expresar. Practicar ejercicios de respiración y estar presente en el momento te conectará con lo que sientes. Respirar, observa cómo se siente tu cuerpo y qué pensamientos surgen, es una manera de “escuchar” lo que sientes y darle espacio.


¿Listo/a para comenzar tu viaje emocional?

Te invito a unirte a un encuentro gratuito de journaling para comenzar a conectar contigo. Exploraremos ejercicios prácticos para expresar lo que sientes y piensas sin censura. Es una oportunidad perfecta para empezar a liberar esos sentimientos que guardamos en un entorno seguro. Regístrate [aquí] y te avisaré cuando será. 

¿Te gustaría aprender más sobre tus emociones?

Si quieres profundizar en el tema, te recomiendo "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" de Oliver Sacks, que, aunque no trata exclusivamente de alexitimia, ofrece interesantes perspectivas sobre la conexión entre emociones y el cerebro.

No dejes pasar la oportunidad de descubrir nuevas formas de conectar contigo. Te animo a llevar un diario y a participar en el encuentro de journaling. ¡Es hora de liberar tus emociones y aprender a expresarlas!

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