Te quiero contar que hice un ejercicio de escritura para poner en palabras un poco lo que siento que fue este 2024, como si el Universo, Dios o alguna fuerza cósmica me hablara al oído sobre lo que fue este tiempo (aunque no hice ningún balance ni me he planteado objetivos para el próximo año aún, pues yo tengo mis tiempos…).
Y si, ya sé, esto suena muy místico, pero la idea es cultivar la aceptación y la presencia, y no identificarme con ningún resultado. Pues somos mucho más que nuestros logros o fracasos. Acá va…
Querida Yasmila
Este año no fue solo un ‘2024’. Fue la temporada en que decidiste abrazar lo incierto como un amante apasionado y lanzarte a la aventura de tus ideas. ¡Fue tu temporada de renacimiento creativo! No te contentaste con lo que el mundo esperaba de ti, no. Tú te sumergiste en la profundidad de tu ser como si fueras a descubrir el secreto del de la vida en un sorbo de mate. Y vaya que lo encontraste, aunque a veces el viaje se sintió más como un torbellino de ideas que no terminaban de aterrizar.
Tu blog, ese rincón donde tus pensamientos existenciales se multiplican como ondas en el agua continuó siendo tu pequeño templo personal. Convertiste reflexiones e ideas en oro (aunque algunas personas lo hayan leído solo porque los atomizaste por instagram) Pero tanto así que si los antiguos filósofos te leyeran, probablemente te pedirían clases personalizadas. Obvio.
Tu podcast se hizo eco de eso que tanto les cuesta a los seres humanos: aprender a decir NO. Hasta los más complacientes con las necesidades de los demás levantaron una ceja para escucharte. Y tu canal de YouTube se volvió más entretenido que una maratón de series de Netflix, con entrevistas a emprendedores, creativos y gente común que hace y vive de manera extraordinaria. Todo mientras sigues siendo un alma creativa que busca más que respuestas fáciles. ¡Y qué decir de las colaboraciones que tuviste y todo lo que aprendiste! Este tiempo te trajo la oportunidad de escribir para la Revista Crearte y participar de proyectos donde tus ideas brillaron como un faro en medio de la oscuridad. Estas oportunidades son los ecos del Universo diciéndote: “Sigue, lo estás haciendo bien, sigue compartiéndote”.
Lo mejor de todo: no te conformaste. ¡No! Creaste el espacio RAÍZ, un sitio donde las personas pueden soltar sus emociones y aprender a manejarlas sin miedo a ser juzgadas. Este rincón de coaching, mindfulness y gestión emocional es tu pequeño aporte al caos emocional que vive el mundo, un momento de calma en la tormenta.
Y por si no fuera suficiente, sembraste semillas de algo nuevo y grande: un taller de escritura y mindfulness, una membresía y un newsletter que, aunque todavía no han nacido, ¡te tienen al borde del abismo creativo! Nada mal para un año donde aún te estás armando hasta los dientes con ideas. Y el futuro es tan incierto que ni yo (el Universo) tengo un pronóstico claro para ti. ¿Pero quién necesita certezas cuando se tiene tanto potencial aún sin explorar? ¡Estás lista para arrasarlo todo! En cuanto logres decidir qué vas a hacer primero, claro (no me puedo meter en tu libre albedrío, Yasmila).
Errores y momentos de pura risa y también mucha mierda, claro está
Ahora, no todo fue perfecto. Claro que no. ¡Pero eso es lo que hace que tu historia sea digna de un libro con tus memorias, Yasmila!
Como cuando pensaste que tu blog iba a tener la fuerza de un tsunami y, al final, resultó ser más como una ola refrescante en la playa. O cuando trataste de equilibrar todos esos proyectos creativos como si fueras malabarista, mientras calentabas agua para el mate y tratabas de sobrevivir al tic tac del reloj. A veces, te dejaste llevar por la ansiedad de querer abarcarlo todo a la vez, como si pudieras bailar en una cuerda floja sin caerte. Pero, ¿sabes qué? ¡Eso te hace humana! Las pequeñas caídas solo agregan sazón a la historia. Y aunque hayas pensado en largarlo todo e irte a andar de hippie por el mundo (¿por qué no?), estás aún de pie, brillando como nunca.
Y aunque no lanzaste ese famoso taller, el proceso de pensarlo fue una montaña rusa emocional. Sé que también pasaste por etapas existenciales cuestionándote si deberías tomar un curso de productividad o si deberías empezar a escribir cartas al estilo de la Edad Media para ordenar tus ideas. Y si alguna vez sentiste que las ideas de nuevos proyectos eran como un enjambre de abejas en tu cabeza, ¡genial! Significa que tu energía creativa sigue funcionando, aunque sea un poquito desordenada.
Y ahora, 2025: un brindis por el futuro (con un toque de sarcasmo)
Prepárate, porque el 2025 va a ser aún más épico (o eso se supone, porque no hay nada más emocionante que lanzarse al vacío sin paracaídas).
Este es el año en el que todo lo que sembraste va a empezar a dar frutos, y quien sabe, un poco de caos también. Tal vez no sea el año del taller ni de la membresía (o sí… quién sabe, no puedo darte certeza), pero de algo sí estoy seguro: ¡será el año en el que encontrarás finalmente esa estructura para tus ideas que tanto necesitas, el año en el que, tal vez, todo ese caos se convierta en algo verdaderamente asombroso. Es hora de mirar al 2025 con esa mezcla perfecta de optimismo y escepticismo. Porque 2024 te ha demostrado que las grandes ideas necesitan tiempo, muchos mates y un poquito de caos. Y si en algún momento las cosas se desmoronan, ¡perfecto! Tendrás una excelente historia que contar en tu próximo podcast. Y si el taller no sale, siempre podrás hacer uno de "cómo sobrevivir a la desilusión de que las cosas no sean como tu quieres”.
Lo importante es que este año ya tienes un mapa. Y aunque ese mapa sea un poco críptico, con flechas apuntando a proyectos que aún estás explorando, lo que realmente importa es que sigues moviéndote y tomando decisiones de una manera tan única que ni Google Maps podría seguirte el paso.
¿Te gustó este contenido? Podés apoyarme invitándome un café virtual aquí💛
No hay comentarios:
Publicar un comentario