Vivimos en un mundo que exalta la importancia de las primeras impresiones. Nos enseñan que lo primero que proyectamos es lo más importante porque, se supone, define cómo los demás nos perciben. Pero ¿te has puesto a pensar en la última impresión? ¿Te has fijado en cómo te despides de una conversación, de un trabajo o incluso de una relación? Nos preocupamos tanto en causar buena impresión al llegar a una cita o a una entrevista, pero, es en el acto de partir, donde muchas veces se refleja con mayor claridad quiénes somos realmente. ¿Cuidamos tanto nuestra imagen cuando nos vamos de lugares o terminamos vínculos?
Las huellas emocionales que dejamos
Siempre hablamos de primeras impresiones, pero, ¿te has detenido a pensar en cómo te despides? Es curioso, porque ese último momento es lo que realmente queda grabado en la memoria de los demás. Piensa en el momento que dejas un trabajo, ¿qué es lo que recuerda tu jefe o tus compañeros? ¿La emoción de cuando llegaste o la forma en que cerraste la puerta por última vez? Lo mismo pasa con las relaciones. No importa cuán mágico fue el inicio si el final está lleno de reproches o indiferencia. Las despedidas son como el último párrafo de un libro: pueden hacer que lo ames para siempre o que lo dejes olvidado en un rincón.
¿Qué revela de ti cómo te vas?
La manera en que te despides habla de tu carácter, tus valores y tu capacidad para manejar los cierres. Si te vas de una conversación sin decir adiós, quizá proyectas desinterés. Si dejas un trabajo sin agradecer, podrías parecer desagradecido. Pero si cierras con honestidad, con palabras amables y respeto, eso dice mucho de ti.
Por ejemplo, ¿recuerdas alguna vez que alguien terminó una relación contigo de forma abrupta o hiriente? Esa experiencia probablemente cambió cómo lo percibías, sin importar lo bueno que pudo haber sido al principio.
¿Por qué cuidamos más el inicio que el final?
Desde siempre nos enseñaron que lo más importante es cómo entramos a un lugar. Preparar un buen discurso, sonreír, ser agradables. Nos ponemos nuestra mejor ropa para causar esa primera impresión, pero nadie nos dijo que el final también merece atención.
¿Por qué sucede esto? Tal vez porque tememos más ser rechazados al principio que ser olvidados después. Pero los finales son igual de importantes, si no más. De nada sirve tener un comienzo perfecto si al final dejamos una sensación amarga. Es como ir a una cena maravillosa pero que el postre esté quemado. ¡No lo olvidas!
En realidad las últimas impresiones tienden a ser más significativas porque generalmente están vinculadas a emociones intensas. Nuestro cerebro tiene una forma de recordar los momentos más cargados emocionalmente, lo que se conoce como memoria episódica. Esto significa que, cuando vivimos una experiencia muy intensa, la recordamos con más claridad. Un concepto psicológico que explica esto es el efecto de recencia, que sugiere que las últimas experiencias que vivimos tienen un peso mayor en nuestra memoria.
Imagina que estás en una conversación profunda, y al final, alguien te da un abrazo cálido o una palabra de aliento. Ese gesto, ese cierre amable, se quedará grabado mucho más que cualquier otra parte de la conversación. Las despedidas, especialmente cuando están llenas de emociones complejas, dejan una marca poderosa. Por eso, la forma en que nos vamos de un lugar o de una relación puede definirnos más que la forma en que llegamos.
Escribir para despedirse
No todos sabemos despedirnos bien, y eso está bien. Es algo que se puede aprender. Una herramienta que me ha ayudado con las despedidas es la escritura. La escritura es una forma de procesar emociones, de reflexionar sobre lo que sentimos y lo que necesitamos soltar.
Si alguna vez has sentido que una despedida te dejó más preguntas que respuestas, escribir sobre ello puede ser una forma de encontrar claridad. Algunas preguntas que puedes explorar en tu proceso son:
- ¿Qué emociones quiero dejar al irme de una situación o relación?
- ¿Qué me gustaría que los demás recuerden de mí?
- ¿Qué siento cuando soy yo quien se queda después de que alguien más se va?
He creado un PDF con más de 50 preguntas disparadoras que te ayudarán a conectar con tus emociones y comenzar a escribir de manera habitual. Al hacerlo, puedes ponerle nombre a esas emociones que muchas veces dejamos sin procesar, y encontrar la paz que viene con el cierre. Descárgalo aquí
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