lunes, 20 de abril de 2020

BUSCANDO UN POR QUÉ


A mi me gusta buscar un por qué a todo, como si todo lo que va ocurriendo en la vida estuviera oculto por señales que ésta nos regala y que debemos saber interpretar para poder avanzar, para ser cada día nuestra mejor versión.

Este último tiempo mis pensamientos y mis acciones han cambiado tanto que por momentos no me reconozco, pero a la vez me gusta esta nueva persona en mí. A veces me observo y veo el pasado inmediato que construí y no lo puedo creer. No puedo creer cómo uno logra avanzar en la vida cuanto más se rompe. Es que cuanto más te desarmas, más aprendes. Nadie crece yendo por el camino llano. Creo que la clave es animarse, aunque te de miedo, anímate a saltar.
Acá cuento un salto y la búsqueda de un por qué.

Hace un par de meses me atreví a hacer algo que la Yasmila de antes, esa mujer con miedo a lo desconocido, jamás hubiera hecho. Y lo hice porque todo lo vivido me ha llevado a entender que de lo único que hay que arrepentirse es de no haber hecho eso que tenías ganas -y podías hacer- pero no lo hiciste por miedo al fracaso. Y entonces, contra todo pronóstico, salté.

Pero luego vino la frustración por querer cambiar a esa persona o a la situación que ésta estaba viviendo. No podía, no pude y sé que no podré. No soy yo quien deba cambiar a nadie. No soy el ombligo del mundo.

Pero tampoco quiero ser hipócrita conmigo. Es cierto que no poder controlarlo todo provoca impotencia, rabia y hasta dolor. Me cuestioné nuevamente el por qué. ¿Por qué aparece esto en mi camino?

Y lo entendí. Es que no sirve creer que si pasa actuarías de determinada manera, tampoco sirve que te lo cuenten, no sirve que te hablen de la experiencia de los demás. Para crecer hay que atravesar cada una de las situaciones buenas y malas porque serán las que hagan evolucionar tu yo.

Y entonces hoy me siento lista para decirte a vos GRACIAS. Gracias por aparecer en mi vida con tus pedazos rotos, con tus miserias, con tu sinceridad cruda, con tus rayitos de luz y tu esperanza de un mañana mejor. Un mañana en el que, seguramente, la vida no nos encuentre. Es que nos encontró hoy. Y es hoy todo lo que tenemos. Me cuestionaste por qué no aparecí dos años después, que justo ahora no era el momento. Te miré con tristeza. Fue en lo único que coincidimos, en el por qué…

Y en ese momento entendí que apareciste para arrebatarme el miedo, para comprobar que yo también puedo arriesgarme y no morir en el intento. 

Gracias porque, a pesar de tu ser roto, supiste entenderme. Gracias por darme una nueva Yasmila. Hoy sé que merezco mucho más.
Los finales no tienen que ser felices, tienen que dejarnos en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Rompe el círculo

Cómo las preguntas correctas pueden transformar tus emociones Las emociones negativas no siempre vienen de lo que pensamos. Entendiendo que ...