Yasmila Abi-Saab - Imagen de mohamed Hassan en Pixabay
Hoy quiero plantear mi hartazgo. Ya me empiezo a cansar de tener que “romperme” para dejar contento a los demás. ¿Por qué seguir así? Si en realidad nadie puede brindar nada bueno a alguien si por dentro está roto, si no está en paz consigo mismo.
Nos hicieron creer que cuanto más nos sacrificamos por los demás -y no tanto por nosotros mismos- mejores personas somos. Para mi no existe creencia más falsa que esa. ¿Y qué hacés con tus ganas? ¿Y tus deseos dónde quedan?
Sí, darse al otro es hermoso. Pero hacelo genuinamente, de corazón. Es importante dar, pero sin sentir que estás haciendo el sacrificio de tu vida. Porque así no funciona. Lo único que a la larga aumenta es el reproche, e incluso la exigencia de pretender que ese otro haga lo mismo. Brindémonos al otro, pero sin olvidarnos de nosotros mismos. Es ahí donde las relaciones se tornan genuinas. Y es así como en verdad nos hacemos mejores personas.
Ni el amor todo lo puede ni todo lo debe soportar. Ni cuanto más das para satisfacer al otro quiere decir que algo bueno vendrá. Lo único que vienen son los años y el arrepentimiento. Porque estoy convencida de que nos arrepentimos más por las cosas que no hicimos -y que queríamos hacer- que por las que hicimos.
Pero empezar a hacer introspección poniendo límites e intentando no ceder a lo que el otro pretende de uno, automáticamente te pone en el casillero de persona poco empática con el resto del mundo. Surge una mirada externa un tanto agresiva: “Es que sos malo”, “No me entendés”, “Qué egoísta sos”.
Y está bien que no tenga ganas de entender a los demás. Ahora es tiempo de entenderme y atenderme. Aunque sé que no es fácil sacarse todos esos años de creencias de encima. Hay que tener mucho coraje para poner límites a las personas queridas. Pero se puede y es sumamente necesario para no quedarte con el “que hubiera pasado si…”
Al mundo le sobra gente rota, pero vos ya no te rompas más para complacer a los demás. La vida es muy corta para andar pidiendo permiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario