Yasmila Abi-Saab - Imagen de Jill Wellington en Pixabay
El sol que quemaba ya no agobia. El viento feroz se volvió brisa. El llanto ya no encuentra mis ojos. El dolor ya no acapara mi cuerpo. Mis pies ya caminan seguros.
Ya todo está en calma.
Y apareces justo en el punto exacto donde te dejé. Llegas con tu egoísmo como estandarte y tu labia arrolladora, pretendiendo revolucionar mi vida como si aún te perteneciera.
Y de pronto todo está tan claro.
Vete, porque me cansé de esperarte.
Vete, porque eres todo lo que no necesito.
Vete, porque ya no te reconozco.
Vete, porque ya no soy la misma.
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