Tuve grandes altibajos. Me preocupé por entender qué me estaba pasando y así conocerme mejor, haciendo consciente lo inconsciente. Dejé de reprimir mis emociones… Yo, que creía que era la persona más sincera del planeta, descubrí que aún faltaba ser sincera con la persona más importante de mi vida: yo.
Intenté aceptar más y fluir con las circunstancias. Pude centrarme en mí. Dejé de culpar a otras personas de mis problemas y puse la lupa en mí. Así salió el miedo, heridas del pasado, emociones reprimidas, bronca contenida, síntomas físicos. Salió todo lo que debía de salir.
Estuve cara a cara con mi propia sombra. Pero entendí que también es parte de mi y que intentar tapar las miserias es a la larga desgastante, así que decidí alumbrarla, verla de frente. Aceptar que es parte de mi e integrarla para poder mejorar y avanzar.
Pude conectarme con la escritura, no desde lo periodístico como suelo hacerlo, sino desde el corazón. Escribí muchísimo, creo que más que durante toda mi carrera de periodismo. Me animé a crear mi propio blog y comenzar a mostrar, a través de mis textos, lo que soy y en lo que creo. Y así, de a poco, sentirme menos cohibida por la mirada del otro.
Me amigué con mi profesión. Dejé de culparme y de culparla por haberla elegido. Dejé de creer que es una profesión con un mercado de trabajo difícil y mal remunerado. Entendí que si amo lo que hago y me enfoco en hacerlo cada vez mejor, puedo vivir de esto. Porque lo que crees lo creas. Sigo trabajando en eso…
Supe darme cuenta cuándo una etapa que me dio mucha satisfacción ya había llegado a su fin. Y a pesar del miedo de no saber si estaba haciendo lo correcto, y con más dudas que certezas, me animé a mudarme en el medio de una pandemia, para empezar mi vida en un nuevo país una vez más. Entendí que, en el fondo, la incertidumbre tiene cierta cuota de adrenalina para mi, que lejos de asustarme me carga de energía para ir hasta las últimas consecuencias.
Descubrí algunas terapias holísticas que me ayudaron a conocerme mejor. Algunas me llamaron tan poderosamente la atención que empecé a estudiarlas para aplicarlas en mi, y luego poder hacerlo en los demás. Tengo ganas de dejar algo bueno en este mundo que por momentos parece que se nos cae sobre nuestras cabezas y no sabemos cómo bajarnos sin lastimarnos… Creo que ayudando al prójimo es un buen comienzo.
Me comprometí más con las causas que me llaman. Dejé de creer un poquito menos en lo que el sistema y los medios dicen que es correcto o dan como verdad absoluta. Sé que vivo en una sociedad y hay reglas que se deben respetar, pero empecé a cuestionarme acerca de las creencias que nos inculcaron. Todavía no tengo todas las respuestas y seguramente nunca las tenga, pero al menos ahora me hago preguntas. Comencé a entender que si quiero resultados diferentes, debo hacer cosas diferentes…
2020 gracias por todo, hasta por aquello que planeé creyendo que era lo mejor para mi y no se dio. No estoy enojada con vos. Te agradezco todo lo que me dejaste ver que había en mí cuando el mundo se había parado por completo.
Ahora que me conozco y me acepto más, sé que este 2021 lo voy a hacer mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario