jueves, 28 de marzo de 2024

La creatividad a largo plazo: más allá del dinero

 



¿Alguna vez te preguntaste por qué es tan difícil para aquellos que no se dedican a la creación de contenido en internet entender el mundo de los artistas y creadores? ¿Por qué es una batalla constante comprometerse con una práctica creativa a largo plazo?

Estas dos preguntas pueden parecer desconectadas a primera vista, pero en realidad están conectadas bajo una cuestión fundamental: nuestra dificultad para conceptualizar la idea de invertir tiempo en algo que no nos genera ingresos inmediatos.
Aquí exploraremos este concepto y cómo podemos utilizarlo para evolucionar como artistas y creadores.

La paradoja de la creatividad

En un mundo impulsado por la gratificación instantánea y el retorno inmediato de la inversión, la creatividad a largo plazo suele quedar atrás. Las personas que no se dedican a la creación de contenido en internet no comprenden por qué alguien invertiría años en perfeccionar sus actividades artísticas sin ganar dinero de inmediato. Pero esa es la paradoja: la creatividad y la habilidad para crear contenido valioso requieren tiempo y dedicación constante, antes de que pueda dar sus frutos financieros.

El valor de la persistencia

La creatividad no se trata sólo de ganar ingresos; es una forma de expresión, una pasión y una búsqueda personal de quién eres como persona. Comprometerse con una práctica creativa a largo plazo es un acto de fe en uno mismo y en el proceso creativo en sí. Y esto significa estar dispuesto a aceptar la frustración y el fracaso, así como las pequeñas victorias en el camino.

La importancia del proceso

El proceso creativo es un camino que vale la pena recorrer, incluso si no se traduce de inmediato en ganancias. Durante este proceso, los artistas y creadores adquieren valiosas habilidades, agudizan su visión y desarrollan su identidad creativa. Cada obra es una lección, un paso hacia la excelencia.

Convertirse en un mejor artista

Al abrazar la idea de comprometerse con la creatividad a largo plazo, podemos convertirnos en artistas más completos y auténticos. A medida que perfeccionamos nuestras habilidades y modelemos nuestra voz creativa, las creaciones que surjan tendrán el potencial de resonar más profundamente con nuestro público. También implica un compromiso con la autenticidad y la originalidad en nuestro trabajo creativo, lo que implica auto explorarnos y comprender nuestras propias experiencias y emociones, utilizándolas como fuente de inspiración para crear algo único e irrepetible.

Comprometernos con nosotros mismos es el mayor acto creativo que podemos hacer.


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jueves, 14 de marzo de 2024

El lado POSITIVO de la procrastinación


Los beneficios de procrastinar y su vínculo con la Neurobiología

En este artículo exploraremos una perspectiva poco convencional sobre uno de los hábitos más comunes en la vida cotidiana: la procrastinación. ¿Te has preguntado si esta tendencia a dejar las cosas para después podría tener un lado positivo?

A menudo etiquetada como una práctica negativa, la procrastinación puede sorprenderte con sus beneficios ocultos y su potencial para fomentar el autoconocimiento y la creatividad.

¿Qué es la procrastinación?

Comencemos por desentrañar el enigma de la procrastinación. ¿Qué es exactamente? Simplemente, se trata de posponer tareas o decisiones que debemos realizar, sustituyéndolas por actividades más placenteras o menos demandantes en el momento. Pero, quién dijo que eso siempre es malo?

Cuando procrastinas, no estás siendo perezoso ni incompetente. Tu cerebro está tomando un descanso, reorganizándose y procesando información de manera diferente. Es como si estuviera preparándose para ofrecerte una nueva perspectiva sobre la tarea en cuestión.

La Neurobiología de la procrastinación

Es sabido que la procrastinación es una conducta en la que casi todo el mundo incurre alguna vez. Sin embargo, para algunos se convierte en un verdadero problema. Lo frecuente es que se busque sustituir una actividad o situación que debe atenderse, por otra que sea más agradable, y por lo general, menos importante. Y así, no se atiende ni se concluye algo que es importante y que se deja “para después”. Ese “después” nunca llega. ¿Pero, sabías que hay una ciencia detrás de este hábito aparentemente poco productivo?

Cuando posponemos una teoría, nuestro cerebro activa ciertas áreas relacionadas con el proceso emocional, lo que puede ser beneficioso para nuestra salud mental. Este proceso puede ayudarnos a manejar mejor el estrés asociado con la tarea, permitiéndonos abordarla con una mente más clara y enfocada más adelante.

En términos simples, nuestro cerebro es capaz de activar una serie de respuestas emocionales y cognitivas que nos llevan a posponer la acción. El núcleo de este proceso radica en la interacción entre el sistema límbico, responsable de nuestras respuestas emocionales, y la corteza prefrontal, encargada de la planificación y la toma de decisiones. Cuando nos enfrentamos a una tarea que percibimos como amenazante o estresante, el sistema límbico puede desencadenar respuestas de evitación, mientras que la corteza prefrontal lucha por mantener el enfoque y la motivación.

El dolor y la procrastinación

Una hipótesis señala que algunas personas llegan a sentir “dolor” en el cerebro al hacer alguna actividad que les resulta desagradable. En esos casos, se activa un mecanismo llamado “red neuronal por defecto” para aliviar esa sensación. Esta red se activa cuando una persona está atascada frente a algún problema al que no le ve solución.

Con esto, lo peor que puede hacer una persona es insistir en superar ese bloqueo. Lo que se recomienda es alejarse del foco de la dificultad. Esto ayuda a que se active un foco difuso y el cerebro comience a elaborar una nueva ruta de acción. Entonces, ¿cómo se evita la procrastinación? Descansando. Lo mejor es que hagas pausas cada vez que sientas la necesidad de hacerlo. Obligarte o esforzarte, no te lleva a ningún lado más que a la frustración.

Cuando procrastinar sí es positivo

Ahora bien, ¿qué beneficios podemos extraer de este acto aparentemente improductivo?

Creatividad espontánea. Cuando procrastinas tu mente tiene la libertad de divagar y explorar nuevas ideas. Esto puede llevar a una explosión de creatividad, generando soluciones innovadoras e inesperadas

Autoconocimiento profundo. Al posponer una tarea, tienes la oportunidad de reflexionar sobre ella desde diferentes ángulos. Este tiempo de reflexión puede conducir a una comprensión más profunda del problema y, en última instancia, a mejores soluciones.

Reducción del estrés. Procrastinar ocasionalmente puede ayudarte a reducir el estrés asociado con una tarea en particular. Tomarte un tiempo para relajarte y recargar energías puede mejorar tu bienestar general y tu capacidad para abordar la tarea con claridad y calma

Mayor enfoque en tareas urgentes. Procrastinar a menudo lleva a una "presión positiva", donde la proximidad de un plazo inminente nos motiva a concentrarnos intensamente en la tarea en cuestión. Esta intensidad puede resultar en un trabajo más enfocado y de mayor calidad.

Descanso mental. La procrastinación ocasional puede servir como un descanso necesario para nuestra mente, permitiéndonos recargar energías y volver a la tarea con más concentración y motivación.


En conclusión, la procrastinación no siempre es tu enemigo. De hecho, puede ser tu aliado para saber qué herramientas te sirven para ser más productivo; y esto se logra conociéndote.

 

 

 

 

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