jueves, 8 de diciembre de 2022

🛑 DEJEN DE VENDER-ME HUMO 🛑


 

¿Qué pasa cuando hasta el disfrute de hacer lo que te gusta se va?


La verdad es que estoy cansada de ver un montón de post con frase como:
- “5 cosas que deberías hacer para…” 
- “10 pasos para que no te pase X cosa”.
- “Tenés que publicar al menos tres post por semana..."

Y éstos deben ser creativos, pero que no parezca que quieres vender tu producto; pero además debe generar debate para que la gente comente y así el bendito algoritmo de no sé qué red social, entienda que es contenido interesante y se lo muestre a más personas. ¡Porque cuanto más personas compartan y comenten, mejor! ¿Mejor? ¿Mejor que qué? 🤷🏻‍♀️ 

Dejemos de vender ideales. Yo estoy cansada de correr detrás de la zanahoria o de que me digan detrás de qué zanahoria debo ir.

¿Sabes qué? Lo que le sirve a uno, puede no servirle a otro. Lo que a uno le llevó años, a otro tal vez, con la misma receta, le lleva solo meses lograrlo. 

Nada ni nadie te garantiza nada, ni el mentor con más seguidores, ni el que parece que tiene un éxito tremendo en las redes sociales o el que te cobra más caro porque tiene experiencia y bla bla. Tal vez la persona que a mi me ayudó con determinado problema, hace exactamente lo mismo con otra persona, y no le va tan bien.

¡Es agotador gente, agotador!

¿Y donde queda eso de hacer lo que te gusta por puro placer? Y compartir lo que sabes hacer porque SÍ, SOS BUENA/O EN ESO porque amás hacer eso y punto. ¿Qué tenés que demostrar? ¿Qué tenés que hacer para tener la primera oportunidad?

“¿Qué garantías me das?”, me preguntó un posible cliente.
La garantía que te doy es que amo hacer lo que te estoy ofreciendo. 

Va a haber gente que sienta que eres la hostia porque le sirvió lo que le brindaste y gente que no. Y eso también está bien. Eso también te hace un buen profesional. 

Pero claro, para demostrarle a alguien que sos competente en lo que te gusta hacer, y que seas digno de contratación, antes debes sortear todos los algoritmos de todas las pu** redes sociales, tener más de no sé cuántos seguidores, y si podes volverte viral con varios de tus post mejor. Pero también tenés que tener testimonios de personas que ya probaron tu servicio/producto para demostrar que sos bueno/a en tu rubro. ¡Ah, me olvidaba! Y también tener tu marca personal bien definida.

Nadie dice que emprender, por momentos, también se vuelve una pu**a mierda… 😤 
Lo siento, tenía que decirse y se dijo.

Querido emprendedor, ¿tú te sientes así a veces? 😒 

lunes, 18 de julio de 2022

Mi vuelta al sol nro 37

 


Mi alta sensibilidad y mi constante cuestionamiento existencial nunca me dejan en paz, y cuando cumplo años se vuelve más intenso. Pero estoy tratando de ver esto como algo positivo. Cuestionarme hace que me ubique en el presente, en lo que hoy tengo. Agradecer y buscar ir por más. Antes me pensaba inconformista, ahora, luego de mucha introspección, sé que me gustan los cambios porque me generan esa adrenalina que me trae el no saber qué va a pasar. Aunque también los sufro, porque suelo ser un poco controladora y me gusta sentirme segura. Y ahí yace mi contradicción existencial, una vez más. 

No creo en la idea romántica del cambio. El cambio profundo tiene algo de muerte. Hay una parte tuya que muere y es digna de duelo, luego sí viene el renacer, el abrirse a lo desconocido. Y ese cosquilleo en la panza y ese sentirme como niña una vez más para ir creciendo en esa nueva realidad. 
Creo que los cambios de ninguna manera son negativos. Es la forma que tiene la vida de moverte el piso para que dejes de estar en piloto automático día tras día. Y si la vida no me los trae, yo los busco. De hecho, hace cuatro años y medio dejé mi país para irme a buscar situaciones que pusieran en jaque mis creencias. No fue un camino fácil, pero ¡qué camino lindo! Hoy quiero agradecerme por haber tenido el valor de no pensar que ya estaba grande para hacerlo. Haber tenido el valor de cuestionar mi realidad, y lo que había aprendido de niña; o lo que había dejado a un lado justamente porque ya no era una niña. Y tuve que ir a buscarla, recordarla… En nuestro niño es que están todas las respuestas.

Aunque algunos creen que ir al pasado para entender por qué o para qué de determinadas situaciones, es revolver mierda. Y sí, lindo no es; va a heder… pero para mí es la única manera de sanar el alma. ¿Querés que algo o alguien cambie? Voltea a verte, revolvete, saca para fuera, busca… como si fueras el niño que fuiste. No hay mejor forma de autoconocimiento que esa. Y así, lo externo se modifica solo...

Recuerdo que cuando era niña mi familia quería a toda costa que me relacionara con gente. Nunca tuve problemas para socializar con mis pares, me gustaba jugar con ellos; pero también recuerdo cómo disfrutaba de jugar sola. Siempre fui muy obediente. “Vaya a jugar a la casa de fulana”, me decían. Y yo que no cuestionaba nada y acataba todo lo que me decían los mayores, iba. Pero ahora recuerdo cómo al salir por la vereda rumbo a la casa de esta fulana algo dentro mío me hacía ruido, era como un enojo interno. Yo no necesitaba eso. Yo sabía buscarme mis propios vínculos. Yo siempre supe qué era lo que quería y cómo lo quería, pero a veces por ser tan obediente con los padres, con lo correcto, con la sociedad toda, se te olvida. Claro que mi familia quería que fuera una niña feliz, y lo fui. Sólo que ahora entiendo que jugar sola y disfrutar de ello está bien. No hay ninguna anomalía en eso, al menos en mi caso.

Y entonces en este buceo interno del que hablo, fui descubriendo que tengo adicciones. Una es la soledad. Ella es mi gran refugio, por eso la busco. Ahí me encuentro cara a cara con mi ego, ahí me entiendo y me atiendo. Es que sé que salgo del aislamiento fortalecida. Honestamente, a veces el mundo se me hace un poco pesado y es ahí cuando el cuerpo me pide volver a mi.

Detesto los planteos y los reclamos. No los hago y por eso no me gusta que los hagan conmigo. Yo no funciono así. No hago nada que no sienta o no quiera hacer y eso no significa que no me importe la gente. Solo busco darle a las personas a mi alrededor tiempo de calidad y pretendo que eso me vuelva también. Me costó mucho llegar a este punto, y aún lo estoy trabajando…

Tengo adicción a tomar mate. Soy feliz con una bici que me lleve hacia el mar, lo demás es yapa. Me gusta ver amanecer. Caminar por las calles de la ciudad mientras todos duermen y descubrir así sonidos nuevos.
El tumulto de gente me agobia. No puedo estar mucho tiempo dentro de un centro comercial. Me sofoco. Y si tengo que ir, busco hacerlo por las mañanas. Porque les dije que mucha gente me abruma, ¿no?

Debo reconocer que no administro bien mi tiempo. Escribo un montón de cosas que nunca publico. Hago de la meditación una práctica diaria para callar mi mente, al menos por un rato. Intento no encapricharme con lo que no es, pero elijo trabajar constantemente para que sí sea. Y hago terapia porque todo esto no lo descubrí sola…

Me cuesta terminar lo que empiezo, y según mi carta astral es por mi falta de tierra. Me gusta leer temas relacionados con lo esotérico, la astrología, la metafísica, desarrollo personal. Estoy leyendo tres libros a la vez porque, además de que me cuesta culminar las cosas, pues ansiedad por querer todo ya. Estoy trabajando en ello, obvio. 

Estoy de acuerdo con la idea de que vivir en pareja es un curso intensivo de autoconocimiento. Creo en los vínculos basados en el compromiso mutuo, pero por sobre todo en la libertad. Ni yo te puedo hacer feliz, ni vos podes hacerme feliz. Nadie merece cargar con semejante responsabilidad. Me hace bien pensar en que somos seres independientes que elegimos compartir este camino que es la vida. Tampoco creo en los “para siempre”, sino hasta que aprendamos uno del otro; y eso sí puede ser un camino de búsqueda constante y para siempre.

Aceptar al otro tal y como es, es un trabajo constante de día a día, pero si lo logramos habla de que nosotros también nos aceptamos tal y como somos.
Intento vivir en armonía con lo que pienso, digo y hago. A veces me gana la culpa y se me complica un poco la teoría pero el trabajo diario de llevarlo a la práctica siempre está. Y cada día lo logro un poco más.

Tomé decisiones que creí que jamás haría. Y eso me trae un sentimiento de satisfacción inexplicable porque me hace sentir orgullosa de la mujer que soy hoy. Y saber todo lo que aún puedo lograr si sigo en este camino, en mi camino; y si logro cada vez más hacerme amiga de mi mente geminiana (porque luna en Géminis), dejando que las emociones me atraviesen sin tenerles miedo...

domingo, 29 de mayo de 2022

¿DÍA DE LA MUJER?



Vengo un poco atrasada con este post porque el Día –comercial- de la Mujer fue el pasado 8 de marzo. Personalmente, creo que lejos de que esta fecha ayude a conmemorar o reivindicar nuestros derechos o lo que sea que se pretenda hacer, atrasa un montón. Creo que seguimos poniendo el foco afuera. ¿Por qué? Aquí lo explico:

Leí una frase que me hizo pensar: “Nunca va a ser un gesto de amor algo que te haga sentir incómoda o mal, que te corte la libertad o te falte el respeto”. Estoy de acuerdo. Pero la cuestión es cómo educarnos (y cómo educar a nuestras hijas y a nuestros hijos) para darnos cuenta cuándo estamos viviendo una situación así. Y la verdad que considero que hacer marchas multitudinarias exigiendo derechos un día al año, no va a cambiar nada. Sí, es cierto que no estamos igual que hace 20 años en cuestiones de derechos hacia nosotras. Pero los femicidios, la discriminación que aún sufrimos, sigue y seguirá existiendo. Es que seguimos sin ir a la raíz del conflicto. Es que así como hay hombres diferentes, también hay mujeres diferentes. Y como personas únicas, tenemos historias únicas. No nos apasionan las mismas cosas ni nos afectan las mismas cosas por más que compartamos género. Y es que, consciente o inconscientemente, libramos batallas internas todo el tiempo. Y eso sí nos hace iguales en exigir derechos. Seguramente, lo que yo considero que es una falta de respeto o un gesto de amor, para otra persona es todo lo contrario. Porque esa creencia o ese sentimiento que me provoca esa creencia viene ligado de patrones adquiridos a lo largo nuestras vidas y comienzan en el seno familiar. 


Con lo dicho no pretendo responsabilizar a papá o mamá de lo que hicieron o no hicieron con nuestra educación emocional. No va por ahí. Quiero decir que para cambiar algo desde lo colectivo, hay que comenzar a cambiar desde lo individual. ¿Cómo? A través del autoconocimiento. Antes de exigir de los demás respeto y libertad, deberíamos de ser conscientes de si eso que le exijo al otro, yo me lo estoy dando primero. La única forma de ser libres es liberarnos de nuestras propias creencias limitantes. Y sobre todo, hacernos responsables. Creo que, tal vez aún inconscientemente, nos seguimos sintiendo víctimas. Seguimos fomentando el victimismo, en vez de preguntarnos para qué me pasa lo que me pasa. ¿Qué estoy haciendo o qué creencia estoy alimentando en mi mente, que se refleja en la realidad que estoy viviendo?


Continuamos poniendo el foco afuera. El sistema no me protege. El hombre es el malo. Seguimos, en alguna parte de nuestro inconsciente, teniendo doble discurso.

La sororidad entre mujeres no pasa por ir a una marcha una vez al año con pancartas de frases que creemos disruptivas e indignarnos cuando vuelven a matar a una de nosotras. ¡Lo van a seguir haciendo! Y cada muerte también es nuestra responsabilidad porque aún no logramos sanarnos como mujeres individuales e irrepetibles que somos.


¿Eres una mujer que practicas la sororidad? ¿De verdad honras el feminismo? ¿De verdad crees que toda mujer tiene derecho a ser ella misma? ¿Has dejado de juzgar o envidiar a otras mujeres desde tu fuero más interno y no sólo de la boca para fuera? ¿Cuántas de nosotras, honestamente, somos capaces de llegar a ser amiga de la mujer con la que nos fueron infiel? O al menos no juzgarla... 


Rompe el círculo

Cómo las preguntas correctas pueden transformar tus emociones Las emociones negativas no siempre vienen de lo que pensamos. Entendiendo que ...