domingo, 29 de mayo de 2022

¿DÍA DE LA MUJER?



Vengo un poco atrasada con este post porque el Día –comercial- de la Mujer fue el pasado 8 de marzo. Personalmente, creo que lejos de que esta fecha ayude a conmemorar o reivindicar nuestros derechos o lo que sea que se pretenda hacer, atrasa un montón. Creo que seguimos poniendo el foco afuera. ¿Por qué? Aquí lo explico:

Leí una frase que me hizo pensar: “Nunca va a ser un gesto de amor algo que te haga sentir incómoda o mal, que te corte la libertad o te falte el respeto”. Estoy de acuerdo. Pero la cuestión es cómo educarnos (y cómo educar a nuestras hijas y a nuestros hijos) para darnos cuenta cuándo estamos viviendo una situación así. Y la verdad que considero que hacer marchas multitudinarias exigiendo derechos un día al año, no va a cambiar nada. Sí, es cierto que no estamos igual que hace 20 años en cuestiones de derechos hacia nosotras. Pero los femicidios, la discriminación que aún sufrimos, sigue y seguirá existiendo. Es que seguimos sin ir a la raíz del conflicto. Es que así como hay hombres diferentes, también hay mujeres diferentes. Y como personas únicas, tenemos historias únicas. No nos apasionan las mismas cosas ni nos afectan las mismas cosas por más que compartamos género. Y es que, consciente o inconscientemente, libramos batallas internas todo el tiempo. Y eso sí nos hace iguales en exigir derechos. Seguramente, lo que yo considero que es una falta de respeto o un gesto de amor, para otra persona es todo lo contrario. Porque esa creencia o ese sentimiento que me provoca esa creencia viene ligado de patrones adquiridos a lo largo nuestras vidas y comienzan en el seno familiar. 


Con lo dicho no pretendo responsabilizar a papá o mamá de lo que hicieron o no hicieron con nuestra educación emocional. No va por ahí. Quiero decir que para cambiar algo desde lo colectivo, hay que comenzar a cambiar desde lo individual. ¿Cómo? A través del autoconocimiento. Antes de exigir de los demás respeto y libertad, deberíamos de ser conscientes de si eso que le exijo al otro, yo me lo estoy dando primero. La única forma de ser libres es liberarnos de nuestras propias creencias limitantes. Y sobre todo, hacernos responsables. Creo que, tal vez aún inconscientemente, nos seguimos sintiendo víctimas. Seguimos fomentando el victimismo, en vez de preguntarnos para qué me pasa lo que me pasa. ¿Qué estoy haciendo o qué creencia estoy alimentando en mi mente, que se refleja en la realidad que estoy viviendo?


Continuamos poniendo el foco afuera. El sistema no me protege. El hombre es el malo. Seguimos, en alguna parte de nuestro inconsciente, teniendo doble discurso.

La sororidad entre mujeres no pasa por ir a una marcha una vez al año con pancartas de frases que creemos disruptivas e indignarnos cuando vuelven a matar a una de nosotras. ¡Lo van a seguir haciendo! Y cada muerte también es nuestra responsabilidad porque aún no logramos sanarnos como mujeres individuales e irrepetibles que somos.


¿Eres una mujer que practicas la sororidad? ¿De verdad honras el feminismo? ¿De verdad crees que toda mujer tiene derecho a ser ella misma? ¿Has dejado de juzgar o envidiar a otras mujeres desde tu fuero más interno y no sólo de la boca para fuera? ¿Cuántas de nosotras, honestamente, somos capaces de llegar a ser amiga de la mujer con la que nos fueron infiel? O al menos no juzgarla... 


Rompe el círculo

Cómo las preguntas correctas pueden transformar tus emociones Las emociones negativas no siempre vienen de lo que pensamos. Entendiendo que ...